- Con el programa Manos al Campo, Promigas, Fundación Promigas y Surtigas contribuyen a la reactivación económica de campesinos en la región Caribe, en medio de la crisis por la COVID-19.
- En Córdoba, Bolívar y Sucre fueron entregadas dotaciones para fortalecer la producción agrícola de 247 familias productoras rurales.
- Esta iniciativa también busca garantizar la seguridad alimentaria de los campesinos, según lo establecido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Los campos del Caribe colombiano reactivan sus prácticas agrícolas en medio de la pandemia. Con una inversión de $360 millones, Promigas, Fundación Promigas y Surtigas pusieron en marcha el proyecto Manos al Campo, para impulsar la producción y comercialización de alimentos de cosecha entre 247 familias campesinas de los corregimientos El Crucero, en Sagahún (Córdoba); El Cañito, en Toluviejo (Sucre); Sabanas del Potrero, en Sincelejo y Paiva, en Santa Rosa (Bolívar).
En el marco de la segunda fase del proyecto, los productores rurales recibieron insumos para la reactivación de 26 hectáreas de cultivos que garantizarán su seguridad alimentaria y la generación de ingresos a partir de la comercialización de los productos. Entre la dotación entregada por Promigas se encuentran: semillas, fertilizantes, abonos, carretillas, insecticidas y herramientas de mecanización.
“Estamos trabajando con las comunidades para dinamizar sus economías en medio de la crisis. Con el proyecto Manos al Campo acompañamos a las familias campesinas ubicadas en zonas de influencia de Promigas que, desde ahora, cuentan asesorías permanentes para fortalecer sus capacidades y su actividad agrícola. Así, aumentamos su productividad y garantizamos alimentos para sus hogares”, explicó la gerente de Sostenibilidad y Medio Ambiente de Promigas, Lucía Ruiz.
Precisamente, uno de los propósitos del programa busca dar continuidad a la producción y suministro de alimentos, entre los que se destacan arroz, fríjol, ñame, maíz, berenjena, tomate, patilla y melón, para garantizar el bienestar alimenticio de las comunidades según lo establecido en el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible: Hambre Cero, promovido por las Naciones Unidas.
“Muy agradecido con todo el equipo de Promigas y su Fundación porque esta iniciativa nos da una mano en momentos difíciles. Vengo trabajando con un equipo de 15 campesinos, porque trabajando juntos vamos a salir adelante y llevar un sustento a casa a partir de la producción agrícola”, dijo emocionado Juan José Martínez, uno de los beneficiarios en la comunidad El Crucero, en Córdoba.
Para el desarrollo de Manos al Campo los productores rurales fueron organizados en 12 grupos asociativos, para fortalecer la práctica agro, tejido social y alianzas estratégicas que permitan aumentar los ingresos de sus negocios. En todo el proceso cuentan con el apoyo de la Fundación Promigas, que vela por el bienestar y la productividad de las comunidades.
“La pandemia nos enseñó que debemos adaptarnos con rapidez. Por eso, unimos esfuerzos para que las familias más vulnerables de las zonas rurales del Caribe tengan nuevas oportunidades económicas y saneen necesidades básicas que han quedado al descubierto en la crisis, como sus raciones de alimentos diarias”, señaló la directora de la Fundación Promigas, Marcela Dávila.
Así va Manos al Campo
- 247 familias productoras rurales reciben asistencia técnica e insumos para sus procesos productivos.
- Reactivación de 26 hectáreas de cultivos, que representan un incremento del 58% de las áreas previstas. Dicho resultado es posible gracias a la gestión agrícola de las comunidades.
- Tres organizaciones de las comunidades beneficiarias son aliadas para el desarrollo del proyecto: Asociación de Productores Agropecuarios del Cañito (APROCAÑITO), Fundación por la Defensa del Ambiente y el Desarrollo Agrícola y Social de la Costa (FUNDAMSANO) y Junta de Acción Comunal del corregimiento El Crucero.
- Se ha fortalecido el tejido social con la conformación de 12 grupos asociativos de trabajo y la identificación de 14 organizaciones de base, que actúan como interlocutoras entre las comunidades y Fundación Promigas durante el proyecto.